sábado, 5 de enero de 2013

Trivento Mixtus 2011 y Kibbe de Res



          Uno de los problemas que tenemos los que nos gusta el vino y vivimos en esta tierra de gracias, es que cuando andamos cortos de
dinero el maridaje se hace difícil. A los que tomamos vinos en la cena con cierta regularidad en los momentos que andamos escasos de dinero se nos hace difícil combinar el vino con la cena me explico. Una botella de vino decente está entre 160 a 280 BsF y preparar la cena para uno solo cuesta, no tanto el dinero sino por el ánimo. Tomarse el tiempo para uno es más difícil de hacerlo que decirlo o escribirlo.
            En estos días decidí romper un poco mi deprimente rutina, no demasiado no vaya a ser que se me olvide el hecho de porque estoy deprimido. Abrí una botella de Trivento Mixtus 2011, que es una mezcla de Shiraz con Malbec. Un vino de la región de Mendoza fácil de tomar. Perfecto para reuniones en donde el vino corre, y es perfecto sobre todo por su precio, 58 BsF (comprado el 04/11/2012). Este tipo de vino se agradece mucho cuando el presupuesto es bien corto. Es un vino con buena estructura y algo afrutado. 
   Tomándome unas copas, decidí prepararme algo de cenar. La nevera de un hombre solo no es precisamente una alacena de cosas ricas, sino más bien una maquina de alto vacio, en donde aparte del aire no hay muchas cosas más. Afortunadamente encontré en el congelador una caja de Kibbe de res congelado de una casa comercial. Preparar la cena fue fácil y aunque el emplatado no resulto muy artístico, satisfizo las exigencias mínimas. A la ensalada se le agregó sal y aceite de oliva extra virgen Esti, griego. Por cierto, este aceite me lo regaló alguien a quien no le gusta el aceite de oliva. Me lo regaló porque probó este oliva en una restaurant en Colombia, le gusto mucho y se acordó de mi persona. Cosa que agradezco bastante.
            Aunque la cena empezó con buena expectativa. Lamentablemente, el vino no marido con el Kibbe aunque si con la ensalada. Para lograr cierta armonía, cierta paz dirían algunos, entre el Kibbe y el vino me corte unas ruedas de queso mozzarella y le agregué aceite de oliva al Kibbe. El mozzarella que tenia en la nevera a pesar de no ser de lo mejor era aceptable, y resultó ser el tercero que calmó la relación Kibbe-Trivento o Tivento-Kibbe. Como dice la canción, cuando entre dos hay problemas, uno más uno son tres…. Termine la cena, con una discusión inútil entre los tres: el vino, el Kibbe y yo.
            Me quedo mirando, el plato vacio, la copa de vino, las velas y me recuerdo lo que una vez escribió Gregorio Bonmati
Al quedar largo tiempo mirando ninguna cosa, pierdo el contorno de mi mismo y viajo hacia ningún sitio, para regresa después a descubrirme como partida y como destino al mismo tiempo.
Por el momento, es una forma de saber a qué atenerse”.
Gregorio Bonmati. Meditaciones para una noche de insomnio.

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