En general termino mis notas en el blog con la frase: “La vida es demasiado corta para beber mal
vino”. Pero debo reconocer honestamente que yo mismo no siempre logro
respetar esta regla. No tanto de manera intencional, sino por buscar cosas
nuevas.
En mi
búsqueda he encontrado que hay vinos que me deprimen. Que son sólo “uvitasdrink
con vitaminas E y C y antioxidante Reveratrol”
(http://vinadasvenezuela.blogspot.com/2012/06/desde-la-tasca-candela-malbec-oak-aged.html). Este es el caso del tinto Castillo de Molina,
Winemaker Blend 2010. Valle de Rapel. Me imagino que este tipo de “vino” tiene su público. Probablemente grande. Seguro que los “amantes
del vino” me mandan al infierno por este comentario. Anatema dirán algunos
y seré excomulgado una vez más. Despreciado.
Pero personalmente, me cuesta diferenciar el Winemaker Blend 2010 de una uvitadrink.
Decido buscar el perdón de mi alma y la misericordia de Dios, y como ya estoy excomulgado abro una botella de El Coto, Crianza
2008. DOC. Entiendo la gran diferencia que hay entre ambos vinos y entonces me pregunto:
- Por que poner la vida en ese tipo de vino como el uvitadrink y Por que morir por él? Cuando desde el abismo de la bodega, ya sabemos lo que se hizo?.
Sólo resta preguntarle al Winemaker: Porque juega a morir?
“…… ¿Por qué jugamos a morir? Si la muerte
se traza ya en el abismo de los vientres y sólo estos instantes pueden ser
incontestablemente nuestros. ¿Qué sentido tiene anteceder los destinos?...”
Gregorio Bonmati, Sensaciones, Monte Avila Editores
1997
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