sábado, 21 de enero de 2012

Whisky Laphroaig - algo bien diferente.

A esta tierra de gracias llegan unas pocas etiquetas de whisky de malta o Single Malts, en comparación con las de blend o Blended Scotch Whiskys.
Glanfiddich, Glenlivet, Glenkinchie, Glenmorangie, Talisker son algunas de las etiquetas de Single Malts que se consiguen, si bien no con la frecuencia, facilidad y precio que uno quisiera, es posible encontrarlas en ciertas licorerías. En general, estos whiskys son elaborados en la región escocesa Speyside, a excepción del Talisker que proviene de la isla escocesa Skye. Toda esta reflexión viene porque en los días dicembrinos pasados tuve la oportunidad de probar un single malt proveniente de la isla escocesa Islay, el Laphroaig.

Es un whisky que no se consigue en Venezuela, fue traído desde el Reino Unido para un amigo. Como no sabíamos como tomarlo hicimos tres ensayos: con hielo y agua, como se acostumbra en Venezuela; solo con hielo en las rocas; y solo, sin nada, ni hielo ni agua. El resultado fue que para realmente disfrutarlo hay que tomarlo solo. El hielo y el agua le restan aromas y cuerpo. Es un whisky totalmente diferente a lo que uno esta acostumbrado. Tiene aromas y sabores de mar, yodo, sales yodadas, ahumado, barrica y algo que no pudimos ubicar. Quizás olor a turba, con la que se prepara la malta. Esa turba ajena a nosotros que somos del trópico. Tiene un retrogusto largo. Sabor que permanece en la boca por un rato después que se ha ingerido. No es un whisky para reuniones sociales, fiestas dicembrinas o parrillas. Es un whisky para compartir con un reducido grupo de amigos en amena charla, jugar con las palabras y los cuentos. Volver a sentirnos niños. Sorprendidos. Es un whisky para recordar lo que decía Mark Twain (1835 – 1910):
Demasiado de algo es malo, pero demasiado de un buen whisky es apenas suficiente".

Salud!
Anibal Sierraalta

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