Mientras el olor desagradable de su sexo recorre mi pecho hasta
mi sexo.
Mi copa de vino trata de rescatar, la última humanidad que hay
en mí.
En un orgasmo fingido, ficticio, mal oliente. Sus gritos
llenan la habitación.
Mi cuerpo herido de tantas tristezas finge el Amor.
Mi eyaculación, suda su cuerpo, lo humedece, y ambos nos creemos nuestra falacia. Creemos…...
Un “-Te amo”· irrumpe el silencio jadeante de la habitación,
cómplice de nuestra gran mentira y nuestro sudor.
Mi copa de vino, nos mira desde lejos, silente, ausente y me
recuerda su mirada, triste, profunda…., verdadera.
Y recuerdo lo que una vez le escribí:
.”Mujer, de tanto amarte se me seco el corazón….”
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