En una de nuestras consuetudinarias reuniones sibaríticas (me atrevo a inventar esa palabra), a mano tuvimos dos grandes contrastes, aunque no me refiero precisamente a la diferencia de colores. Por la sabida costumbre de iniciar una degustación con los vinos blancos, abrimos una botella de un Sauternes (la botella sólo tenía ese nombre, sin indicación de lugar específico), apreciando gustosamente su generosa y dulce densidad, con ese sabor a naranja amarga. Sufríamos a la vez, porque la solitaria botella cada vez se hacía a menos en su contenido y no había otra similar que hiciera extender ese placer.
Pero retomando la frase inicial, chocamos abruptamente con una inesperada desilusión, al abrir seguidamente un Malbec de la casa Baudron (argentino), ostentando una medalla de oro como mejor Malbec del año en su momento. Sin cuerpo, los taninos exageradamente presentes y sin ese gusto que caracteriza a un buen representante de esta cepa. Tremendo chasco. Habrá sido que durante su transporte lo hayan transportado y/o almacenado de manera inadecuada? Eso cabe dentro de lo posible.
Ahí están esos altibajos que esperemos no se repitan!!
Carlos Carmona
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