Jueves
Santo. 11 de la mañana. Aburrido de escucharme a mí mismo, me recuerdo que
tengo una botella de Syrah 2009 de Bodegas Pomar en mi vinera.
Nota de
degustación: Su color es teja y cereza (ver fotos anexas). En nariz es bastante cerrado,
pero en boca es un poco mejor. Aun cuando, la nota de cata de la bodega (http://www.bodegaspomar.com.ve/#/pomar-syrah). dice que es profundo y complejo,
yo lo encuentro acuoso, diluido, y algo
débil. El Petit Verdot de esta bodega, a mi parecer, es muchísimo mejor. Según
la contra etiqueta, este tinto es una mezcla de Syrah con algo de Tempranillo y
Petit. Sigo leyendo”.. taninos finos y elegantes, de buena persistencia y un
final muy agradable” Aunque concuerdo en algunos cosas, en otras no. Ya que
la bodega recomienda un maridaje con quesos de mediana maduración, decido
intentarlo. Voy a mi nevera, busco los
pedazos de queso que haya y procedo a probar:
Queso de cabra de concha negra: Es un queso que no es fuerte, con
un sabroso sabor a leña, carbón, o ceniza y con un buen retrogusto El vino le
acompaña bien. Este maridaje resulta como esas parejas en donde uno de los
personajes, en este caso el vino, es como un poco gris ante la personalidad del
otro.
Queso de cabra concha blanca: Al igual que al anterior no es un
queso fuerte, pero es más cremoso. Personalmente me gusta mucho. Tiene
personalidad, algo ligeramente picante. El maridaje es como si Jennifer Aniston (el queso) fuera pareja de
Richard Kiel (el vino) actor hizo de el hombre de la dentadura de acero
en las películas de James Bond
Queso Gruyere: Para nada. Sin comentarios. Ni se les
ocurra!!!
Queso Muster: Es un queso muy cremoso, de sabor suave y
ligero. Al maridarlo con el vino parecieran esas parejas un tanto grises que no
dicen nada, pero al final uno se
sorprende de lo ligero que fue su compañía. Ni malo, ni bueno. Para pasar el
mediodía caluroso de un jueves santo.
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